Lo bueno y lo malo
Diego: Yo creo que ya es justo que me gane la lotería
Matías: Lo malo es que la gente sólo te va a querer por tu dinero
Diego: Lo bueno es que no me va a importar
Matías: Y que ni te la vas a ganar
Diego: ... ya veremos.
Matías: (sustantivo, masculino) Caprichoso, extravagante, rocambolesco. Que es casi irreal y destaca por sus cualidades extraordinarias.
Diego: Yo creo que ya es justo que me gane la lotería
No, no es justo que actúes de esa forma.
No me gusta que presuman, tampoco me miren feo.
Mi primo: Pues finalmente me quité el corte de pelo que tenía.
Hoy escuché dos discos muy buenos, con nombres curiosos:
¿En qué estaban pensando los creativos de Coca-Cola cuando idearon la campaña que dice "Un defecto puede ser un buen apodo"?
Yo no sé que es peor:
Nadie parece advertir espontaneamente que soy un buen tipo.
Diego me hizo el favor de unirme a la cadena, y contestar cinco hábitos raros míos. Está fácil, lo difícil viene a ser elegir sólo 5.
Muchos decimos: "yo no me arrepiento de nada, ni de haber hecho ni por no haberlo hecho". Pero muchas veces esa aseveración es falsa.
Lo que uno escucha en los almacenes.
Debe ser que encontré lo que busqué.
25 de diciembre, Alejandra, una niña de 6 años feliz con sus regalos, exclama: -¡Mira lo que me trajo Santa Claus! Unos patines nuevos, los que yo quería. Voy a estrenarlos ya.-
En un restaurante en Roma, con una antigua amiga sueca, diciembre 2005.
En mi casa tristemente, goza uno más de invitado que de residente. Hoy hay una comida en mi casa para 10 personas. Se ha comprado todo: entradas, botana, carne, pasata, ensaladas, vino tinto, vino blanco, vino rosado, pan, postres.
En el post anterior, resulta curioso que los comentarios -que suele ser lo mejor de cada post- de todos fueron tan diferentes unos de otros. Algunos pensaron en piquetes moscos, otros en piedras de zapatos, otros en amores y otros en desamores.
En un restaurante en Roma.
Matías Zelick desea hacer del conocimiento del público lo siguiente: